Le gustaban los corsés y el terciopelo
las historias de vampiros y demonios
el vudú la astrología los grimorios
Lautreámont Arthur Rimbaud y Maquiavelo
De alma blanca aunque de negra vestidura
se rindió ante los placebos amatorios
de los íncubos que rondan los velorios
paulatinos de rencor y la amargura
De este modo sucedió que aquella dama
escapó de su dolor a un cementerio
y entre el miedo la penumbra y el misterio
se durmió en un ataúd como en su cama
Sin saberlo sin sentir sin despertar
su refugio se volvió su cautiverio
En silencio sepulcral de monasterio
una mano la jaló bajo su altar
Asustada forcejeó con su asesino
pero nada pudo hacer para soltarse
Comenzó a convulsionar y sofocarse
cuando el muerto la libró de su destino
Sin embargo la leyenda nos confiesa
¡que Nallely sigue viva y pide auxilio!
¡que la salven por piedad de su martirio!
Y el que acude a sus llamados no regresa.
Escrito por Peter Paul, ex-uamero de Iztapalapa, chelero por convicción y escritor de "cucharón".
Gracias por la calaverita amiguito.
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