Miro de soslayo y con sigilo
al enemigo de viciosa naturaleza,
de trato malvado,
dador de completa pena.
Sendero espinoso es
el que muestras a tu esclavo;
acechante esperas
al que rehuye tus pasos.
Besando los labios del cobarde
lo hechizas apagando su luz.
Hábil como el diablo
te ocultas en los cuartos
y manteniendo tu horrible forma
derribas al herido.
Sé que estás presente
persiguiéndome siempre.
Temeroso, camino a tu lado,
pero me vuelvo y sigo cantando.
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