¡Ay de mí! si en tus brazos caigo,
si en tus besos me pierdo
si en tus cabellos me enredo
o si en tu pecho desmayo.
¡Ay de ti! si en tu recuerdo descanso,
si en tu desnudo corazón me encuentro,
si en tu lengua me vierto
o tu lúbrico toque disfruto.
Condenada estoy
en el sendero de esta pasión
por la que muero,
a la que anhelo.
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